La novena fue creada por Fray Fernando de Jesús Larrea nacido en Quito en 1700 y quien después de su ordenación en 1725 fue predicador en Ecuador y Colombia.
Fray Fernando la escribió por petición de la fundadora del Colegio de La Enseñanza en Bogotá doña Clemencia de Jesús Caycedo Vélez.
En el siglo XIX, la madre María Ignacia, religiosa de La Enseñanza (su nombre era Bertilda Samper Acosta) e hija de dos literatos (Don José María Samper y Doña Soledad Acosta) la reformó y compuso los denominados ‘gozos’.
En la novena de Aguinaldos se reza durante 9 días desde el 16 hasta el 24 de Diciembre, rememorando los meses previos al nacimiento de Jesús y terminando con su llegada en el pesebre de Belén.
LA TRADICIÓN
La novena se reza principalmente en familia o con amigos, habitualmente cerca del pesebre y los niños de la familia son quienes leen las oraciones de un libro o cartilla.
Es un evento de índole inicialmente religiosa pero también social ya que es una oportunidad para estrechar lazos familiares o fraternales y es una tradición que se mantiene a pesar del paso del tiempo.
Cada día se reza :
-Oración Para Todos Los Días
-Oración por la familia
-Oración a La Santísima Virgen
-Oración a San José
-Oración del día correspondiente
-Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con
amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces Gloria al Padre)
Oración por la familia
Señor haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón.
Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor.
Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino.
Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.
Oración a la Santísima Vírgen
Soberana María que por vuestras grandes virtudes y
especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo.
¡Oh dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.
(Se reza tres veces el Avemaría)
Oración a San José
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza.
Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervoroso deseos de verle y recibirle
sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.
(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria)
Oración al Niño Jesús
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la
venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en
persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado".
Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, cogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.
GOZOS
Dulce Jesús mío, mi niño adorado
¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
¡Oh, Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil
alcance te rebajas sacro! ¡Oh, Divino Niño, ven para
enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!
Ven a nuestras...
¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven prontamente para rescatarnos, y que un niño débil muestre fuerte el brazo! Ven a nuestras...
¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del campo. Ven a nuestras...
¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos. Oh Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado! Ven a nuestras...
¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tú esplendor veamos! Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios. Ven a nuestras...
¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da al mísero amparo! Ven a nuestras...
Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya el cordero manso! Ven a nuestras....
¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor del campo! Ven a nuestras...
¡Ven, que ya María previene sus brazos, do su niño vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario! Ven a nuestras...
¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano! Ven a nuestras...
¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis frases, te dice mi llanto! Ven a nuestras...
¡Ven Salvador nuestro por quien suspiramos Ven a nuestras almas, Ven, no tardes tanto!
Diciembre 16 Día Primero
CONSIDERACIÓN
En el principio de los tiempos el Verbo reposaba en el seno de su Padre en lo más alto de los cielos; allí era la causa, a la par que el modelo de toda la creación. En esas profundidades de una incalculable eternidad permanecía el Niño de Belén antes de que se dignara bajar a la tierra y tomara visiblemente posesión de la gruta de Belén. Allí es donde debemos buscar sus principios que jamás han comenzado; de allí debemos datar la genealogía de lo eterno, que no tiene antepasados, y contemplar la vida de complacencia infinita que allí llevaba.
La vida del Verbo Eterno en el seno de su Padre era una vida maravillosa; y sin embargo, ¡misterio sublime!, busca otra morada, una mansión creada. No era porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita felicidad, sino porque su misericordia infinita anhelaba la redención y la salvación del género humano, que sin Él no podría verificarse. El pecado
de Adán había ofendido a un Dios y esa ofensa infinita no podría ser condonada sino por los méritos del mismo Dios.
La raza de Adán había desobedecido y merecido un castigo eterno; era pues necesario para salvarla y satisfacer su culpa, que Dios, sin dejar el cielo, tomase la forma del hombre sobre la tierra y con la obediencia a los designios de su Padre, expiase aquella desobediencia, ingratitud y rebeldía. Era necesario en las miras de su amor que tomase
la forma, las debilidades e ignorancias sistemáticas del hombre; que creciese para darle crecimiento espiritual; que sufriese, para enseñarle a morir a sus pasiones y a su orgullo y por eso el Verbo Eterno ardiendo en deseos de salvar al hombre resolvió hacerse hombre también y así redimir al culpable.
Meditación del día
Vamos a afianzar nuestros valores de modo que la Navidad sea lo que debe ser; una fiesta dedicada a la
RECONCILIACIÓN.
Dedicada al perdón generoso y comprensivo que aprenderemos de un Dios compasivo.
Con el perdón del Espíritu Santo podemos reconciliarnos con Dios y con los hermanos y andar en una vida nueva. Es la buena noticia que San Pablo exclamó en sus cartas, tal como leemos en su epístola a los romanos 5. 1 – 11.
Vivir la navidad es cancelar los agravios si alguien nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos maltratado a los demás.
Así, del perdón nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre sí. Los seres humanos podemos hacernos daño con el odio o podemos ser felices en un amor que reconcilia. Y esa buena misión es para cada uno de nosotros: ser agentes de reconciliación y no de discordia, ser instrumento de paz y sembradores de
hermandad.
Día 2 Diciembre 17
CONSIDERACIÓN
El Verbo Eterno está a punto de tomar su naturaleza creada en la santa casa de Nazaret, en donde moraban María y José. Cuando la sombra del secreto divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola concentrada en la oración.
Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada. Sin embargo, no llegó inopinadamente: antes de presentarse envió un mensajero, que fue el Arcángel San Gabriel, para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El creador no quiso efectuar ese gran misterio sin la aquiescencia de su criatura.
Aquel momento fue muy solemne: era potestativo en María al rehusar... con qué adorables delicias, con qué inefable complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el fiat que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina.
La Virgen inmaculada ha dado su asentimiento. El arcángel ha desaparecido. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. En las regiones del mundo angélico estallaba un júbilo inmenso, pero la Virgen María ni le oía ni le hubiera prestado atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma estaba sumida en un silencio que se asemejaba al de Dios.
El Verbo se había hecho carne y aunque todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre los hombres que su inmenso amor había venido a rescatar. No era sólo el Verbo Eterno; era el Niño Jesús, revestido de la apariencia humana, y justificando ya el elogio que de Él han hecho
todas las generaciones en llamarle el más hermoso de los hijos de los hombres.
Meditación del día
Comprensión es una nota distintiva de todo verdadero amor.
Podemos decir que la encarnación de un Dios que se hace hombre puede leerse en clave de ese gran valor llamado comprensión. Es un Dios que se pone en nuestro lugar, que rompe las distancias y comparte nuestros afanes y nuestras alegrías. Es gracias a ese amor comprensivo de un Dios padre que somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros.
Dios, como afirma San Juan nos muestra la grandeza de su amor y nos llama a vivir como hijos suyos. Leer la primera carta de Juan 3, 1 – 10. Si de verdad actuamos como hijos de Dios no imitamos a Caín si no que “damos la vida por los hermanos” (3, 16).
Con un amor comprensivo somos capaces de ver las
razones de los demás y ser tolerantes con sus fallas. Si la NAVIDAD nos torna comprensivos es una excelente Navidad. Feliz Navidad es aprender a ponernos en el lugar de los demás.
Día 3. Diciembre 18
CONSIDERACIÓN
Así había comenzado su vida encarnada el Niño Jesús.
Consideremos el alma gloriosa y el santo cuerpo que había tomado, adorándolos profundamente. Admirando en el primer lugar el alma de ese divino Niño, consideremos en ella la plenitud de su gracia santificadora; la de su ciencia beatífica, por la cual desde el primer momento de su vida vio la divina esencia más claramente que todos los ángeles y
leyó lo pasado y lo porvenir con todos sus arcanos
conocimientos.
No supo nunca por adquisición voluntaria nada que no supiese por infusión desde el primer momento de su ser; pero él adoptó todas las enfermedades de nuestra naturaleza a que dignamente podía someterse, aún cuando no fuesen necesarias para la grande obra que debía cumplir. Pidámosle que sus divinas facultades suplan la debilidad de las nuestras y les den nueva energía; que su memoria nos enseñe a recordar sus beneficios, su entendimiento a pensar en Él, su voluntad a no hacer sino lo que Él quiere y en servicio suyo.
Del alma del Niño Jesús pasemos ahora a su cuerpo. Que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. No era, como el nuestro, una traba para el alma: era por el contrario, un nuevo elemento de santidad. Quiso que fuese pequeño y débil como el de todos los niños, y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar de nuestras humillaciones.
El Espíritu Santo formó ese cuerpecillo divino con tal delicadeza y tal capacidad de sentir, que pudiese sufrir hasta el exceso para cumplir la grande obra
de nuestra redención.
La belleza de ese cuerpo del divino Niño fue superior a cuanto se ha imaginado jamás; la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de la encarnación es la que lava todas las manchas del mundo culpable. Pidámosle que lave las nuestras en el sacramento de la penitencia, para que el día de su Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.
Meditación del día
Tercer día dedicado al RESPETO.
Una cualidad del amor que nos mueve a aceptar a los otros tal como son.
Gracias al respeto valoramos la gran dignidad de toda persona humana hecha a imagen y semejanza de Dios, aunque esa persona esté equivocada.
El respeto es fuente de armonía porque nos anima a valorar las diferencias, como lo hace un pintor con los colores o un músico con las notas o ritmos. Un amor respetuoso nos impide juzgar a los demás, manipularlos o querer moldearlos a nuestro tamaño.
Siempre que pienso en el respeto veo a Jesús conversando amablemente con la mujer samaritana, tal como lo narra San Juan en el capítulo cuatro de su evangelio.
Es un diálogo sin reproches, sin condenas y en el que brilla la luz de una delicada tolerancia Jesús no aprueba que la mujer no conviva con su marido,
pero en lugar de juzgarla la felicita por su sinceridad. Actúa como buen pastor y nos enseña a ser respetuosos si de verdad queremos entendernos con los demás.
Día 4. Diciembre 19
CONSIDERACIÓN
Desde el seno de su madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su entera sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad; aceptaba con resignación el estado en que se hallaba conociendo toda su debilidad, toda su humillación, todas sus
incomodidades.
¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado
semejante con el pleno goce de la razón y de la reflexión?, ¿quién pudiera sostener a sabiendas un martirio tan prolongado, tan penoso de todas maneras? Por ahí entró el divino Niño en su dolorosa y humilde carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre, a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura, a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados y hacernos sentir toda la
criminalidad y desórdenes del orgullo.
Deseamos hacer una verdadera oración; empecemos por formarnos de ella una exacta idea contemplando al Niño en el seno de su madre. El divino Niño ora y ora del modo más excelente. No habla, no medita ni se deshace en tiernos afectos. Su mismo estado, aceptado con la intención de honrar a Dios, es su oración y ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece y de qué modo quiere ser adorado
de nosotros.
Unámonos a las oraciones del Niño Dios en el seno de
María; unámonos al profundo abatimiento y sea este el primer efecto de nuestro sacrificio a Dios. Démonos a Dios no para ser algo como lo pretende continuamente nuestra vanidad sino para ser nada, para quedar enteramente consumidos y anonadados, para renunciar a la estimación de nosotros mismos, a todo cuidado de nuestra grandeza aunque sea espiritual, a todo movimiento de vanagloria.
Desaparezcamos a nuestros propios ojos y que Dios sólo sea todo para nosotros.
Meditación del día
El cuarto día dedicado a la SINCERIDAD.
Una cualidad sin la cual el amor no puede subsistir, ya que no hay amor donde hay mentira. Amar es andar en la verdad, sin máscaras, sin el peso de la hipocresía y con la fuerza de integridad.
Sólo en la verdad somos libres como lo anunció Jesucristo: Juan 8, 32. Sólo sobre la roca firme de la verdad puede sostenerse una relación en las crisis y los problemas.
Con la sinceridad nos ganamos la confianza y con la
confianza llegamos al entendimiento y la unidad.
El amor nos enseña a no actuar como los egoístas y los soberbios que creen que su verdad es la verdad.
Si la Navidad nos acerca a la verdad es una buena Navidad: es una fiesta en la que acogemos a Jesús como luz verdadera que viene a este mundo: Juan 1, 9. Luz verdadera que nos aleja de las tinieblas nos mueve a aceptar a Dios como camino, verdad y vida. Ojalá nuestro amor esté siempre iluminado por la verdad, de modo que esté también favorecido por la confianza.
Día 5 Diciembre 20
CONSIDERACIÓN
Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy la vida que llevaba también María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hoy de que nos detengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.
María no cesaba de aspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre: la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad. Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver
aquel rostro todos los días, a todas horas, cada instante, durante muchos años. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura...
Haría todo lo que de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubrir de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia a todos los hombres; contemplarla a su gusto durante su sueño o despierto, hasta que la hubiese aprendido de
memoria... ¿Cuán ardientemente deseaba ese día!
Tal era la vida de expectativa de María... era inaudita en sí misma, más no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda vida cristiana, no nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino pensemos que en nosotros también reside por esencia, potencia y presencia.
Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros,por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir, y por nuestra cooperación a la gracia; por la manera que el alma del que se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión Jesús habita en nosotros, durante algunos instantes, real y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo esto sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa llena de delicias como la suya?
Meditación del día
Quinto día dedicado al DIÁLOGO.
Toda la Biblia es un diálogo amoroso y salvífico de Dios con los hombres. Un diálogo que lleva a su culmen y su plenitud cuando la palabra de Dios que es su Hijo, se hace carne, se hace hombre, tal como lo narra San Juan en el primer capítulo de su evangelio.
De Dios apoyado en la sinceridad, afianzado en el respeto y enriquecido por la comprensión, es el que necesitamos en todas nuestras relaciones.
Un diálogo en el que a diario “nos revistamos de
misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y
paciencia”. Colosenses 3, 12.
El diálogo sereno que brota de un sincero amor y de un alma en paz es el mejor aguinaldo que nos podemos dar en Diciembre. Así evitamos que nuestra casa sean lugares vacíos de afecto en los que andamos dispersos como extraños bajo el mismo techo.
Dios nos concede a todos el don de comunicarnos sin
ofensas, sin juicios, sin altanerías, y con aprecio que genera acogida y mutua aceptación.
Que esté siempre iluminado por la verdad, de modo que esté también favorecido por la confianza.
Día 6 Diciembre 21
CONSIDERACIÓN
Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de San José y de María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el Mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber: la orden dada por el emperador Augusto de que todos
los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios.
María y José como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén, y ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles de este largo y penoso viaje, la estación más rigurosa e incómoda del año.
No ignoraba Jesús en qué lugar debería nacer e inspiraba a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de sus designios. Almas interiores observad este manejo del divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual: aprended que quien se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí mismo, ni ha de querer en cada instante sino lo que Dios quiera para él; siguiéndole ciegamente aun en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar donde quiera que le plazca conducirle. Ocasión tendréis de
observar esta dependencia y esta fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo, y este es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad.
-Meditación del día
Sexto día para valorar la SENCILLEZ.
Sencillez que es la virtud de las almas grandes y de las personas nobles.
Sencillez que fue el adorno de María de Nazaret tal como ella misma lo proclama en su canto de Magníficat.
“Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha mirado la humildad de su esclava” Lucas 1, 47 – 48
Navidad es una buena época para desterrar el orgullo y tomar conciencia de tantos males que acarrean la soberbia.
Ninguna virtud nos acerca tanto a los demás como la
sencillez y ningún defecto nos aleja tanto como la
arrogancia.
El amor sólo reina en los corazones humildes, capaces de reconocer sus limitaciones y de perdonar su altivez.
Es gracias a la humildad que actuamos con delicadeza, sin creernos más que nadie, imitando la sencillez de un Dios que “se despojó de sí mismo y tomó la condición de siervo” Filipenses 2, 6 – 11.
Crecer en sencillez es un estupendo regalo para nuestras relaciones. Recordemos que en la pequeñez está la verdadera grandeza y que el orgullo acaba con el amor.
Día 7. Diciembre 22
CONSIDERACIÓN
Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador del universo hecho hombre. Contemplemos la humanidad y la obediencia de este divino Niño que aunque de raza judía y habiendo amado a su pueblo con una predilección inexplicable obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para Él en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiese
apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse
empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento que venía al mundo.
¿No es extraño que la humillación, que causa tan invencible repugnancia a la criatura, parezca ser la cosa creada que tenga atractivos par el Creador? ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa virtud?
¡Ah...! que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones, porque todo clama por este feliz acontecimiento. El mundo, sumido en la oscuridad y el malestar, buscando y no encontrando el alivio de sus males, suspira por su Libertador. El anhelo de José, la expectativa de María. Son cosas que no se pueden expresar en el lenguaje humano.
El Padre Eterno se haya, si nos es lícito emplear esta
expresión, adorablemente impaciente por dar a su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esta santa humanidad tan bella que Él mismo ha formado con tan especial y divino esmero. En cuanto al divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia nosotros avanza lo mismo que hacia Belén.
Apresuremos con nuestro deseo el momento de su llegada; purifiquemos nuestras almas para que sean su mítica morada, y nuestros corazones para que sean su mansión terrenal; que nuestros actos de mortificación y desprendimiento "preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos".
Meditación del día
Séptimo día para crecer en GENEROSIDAD.
Es la capacidad de dar con desinterés donde al amor le gana la carrera al egoísmo.
Es en la entrega generosa de nosotros mismos donde se muestra la profundidad de un amor que no se agota en las palabras.
Y eso es lo que celebramos en la navidad: el gesto sin par de un Dios que se da a sí mismo. Lo destaca San pablo: “soberbia también en la generosidad... pues conocéis la generosidad de Nuestro Señor Jesucristo el cual siendo rico, por vosotros se hizo pobre para que os enriquecierais con su pobreza”.
Es un pasaje bíblico en que el apóstol invita a los corintios a compartir sus bienes con los necesitados. 2Cor 8, 7 – 15.
Sabemos amar cuando sabemos compartir, sabemos amar cuando damos lo mejor de nosotros mismos en lugar de dar sólo cosas.
Tomemos pues, la mejor decisión: dar cariño, afecto,
ternura y perdón; dar tiempo y dar alegría y esperanza. Son los aguinaldos que más valen y no cuestan dinero. Demos amor, como decía San Juan de la Cruz: donde no hay amor pon amor, y sacarás amor.
Día 8. Diciembre 23
CONSIDERACIÓN
Llegan a Belén José y María, buscando hospedaje en los mesones; pero no lo encuentran, ya por hallarse todo ocupado, ya porque se les desechase a causa de su pobreza. Empero nada puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba tristeza, cuando eran rechazados de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con tanta tranquilidad cuando fijaba su mirada en su casta esposa. El niño aún no nacido regocijábase de aquellas negativas, que eran el preludio de sus humillaciones venideras. Cada voz
áspera, el ruido de cada puerta que se cerraba ante ellos era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar la forma humana.
¡Oh divino Niño de Belén! Esos días que tantos han pasado en fiestas y diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, han sido para vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de toda clase. ¡Ay!, el espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios...¡Cuántas veces no ha sido también el nuestro! ¿No cerramos continuamente con ruda ignorancia la puerta a los
llamamientos de Dios, que nos solicita a convertirnos, o a santificarnos o a conformarnos con su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestra penas, desconociendo su carácter celestial con que cada uno a su modo lo lleva grabado en al vida, pero no conocemos su faz. No le reconocemos hasta que nos devuelve la espada y se aleja después de nuestra negativa.
Pónese el sol del 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran las cimas de las rocas escarpadas que lo rodean. Hombres groseros codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental, y cierran sus puertas al ver a su madre.
La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las
estrellas van apareciendo unas tras otras. Algunas horas más y aparecerá el Verbo Eterno.
Meditación del día
Octavo día para afianzar la FE.
Una fe que es firme cuando nace una relación amistosa con el Señor.
Una fe que es auténtica está confirmada con las buenas obras, de modo que la religión no sea sólo de rezos, ritos y tradiciones.
Necesitamos cultivar la fe con la Biblia, la oración y la
práctica religiosa porque la fe es nuestro mejor apoyo en la crisis.
Necesitamos una fe grande en nosotros mismos, en Dios y en los demás. Una fe sin vacilaciones como lo quería Jesús: Marcos 11. 23.
Una fe que ilumina el amor con la fuerza de la confianza, ya que “el amor todo lo cree”. 1Cor 13, 7.
La FE es la fuerza de la vida y sin ella andamos a la deriva.
Razón tenía Publio siro al decir: el que ha perdido la fe, ya no tiene más que perder.
¡Que bueno que cuidemos nuestra fe como se cuida un tesoro!
¡Que bueno que nos puedan saludar como a la Virgen!: “Dichosa tú que has creído”. Lc 1, 45.
Día 9. Diciembre 24
CONSIDERACIÓN
La noche ha cerrado del todo en las campiñas de Belén. Desechados por los hombres y viéndose sin abrigo María y José han salido de la inhospitalaria población y se han refugiado en una gruta que se encontraba al pie de la colina.
Seguía a la Reina de los ángeles el jumento que le había servido de humilde cabalgadura durante el viaje, y en aquella cueva hallaron un manso buey, dejado allí probablemente por alguno de los caminantes que habían ido a buscar hospedaje en la ciudad. El Divino Niño, desconocido por sus criaturas racionales, va a tener que acudir a las irracionales para que calienten con su tibio aliento la atmósfera helada de esa noche de invierno, y le manifiesten con esto y con su humilde actitud el respeto y adoración que le había negado Belén. La rojiza linterna que
José tiene en la mano ilumina tenuemente ese pobrísimo recinto, ese pesebre lleno de paja, que es figura profética de las maravillas del alta, y de la íntima y prodigiosa unión eucarística que Jesús ha de contraer con los hombres.
María está en oración en medio de la gruta, y así van
pasando silenciosamente las horas de esa noche llena de misterio.
Pero ha llegado la medianoche, y de repente vemos dentro de ese pesebre, poco antes vacío, al Niño esperado, vaticinado, deseado durante cuatro mil años con tan inefable anhelo. A sus pies se postra su Santísima Madre, en los transportes de una adoración de la cual nada puede dar idea. José también se acerca y le rinde el homenaje con que inaugura su misterio e imponderable oficio de padre
putativo del Redentor de los hombres. La multitud de
ángeles que desciende del cielo a contemplar esa maravilla sin par, dejan estallar su alegría y hacen vibrar en los aires las armonías de ese Gloria in excelsis, que es el eco de la adoración que se produce en torno del Altísimo hecha perceptible por un instante a los oídos de la pobre tierra.
Convocados por ellos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al recién nacido y presentarle sus humildes ofrendas. Ya brilla en oriente la misteriosa estrella de Jacob, y ya se pone en marcha hacia Belén la caravana espléndida de los Reyes Magos, que dentro de pocos días vendrán a depositar a los pies del divino Niño el oro, el incienso y la mirra, que son símbolos de la caridad, de la adoración y de la mortificación.
¡Oh adorado Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena, para prepararnos el día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración: ¡no la rechacéis! Venid a nuestra almas, venid a nuestros corazones llenos de amor. Encended en ellos la devoción a vuestra santa infancia. No intermitente y sólo circunscrita al tiempo de vuestra Navidad, sino siempre y en todos los tiempos; devoción que fielmente practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando en nosotros todas las virtudes cristianas.
Meditación del día
Noveno día para avivar la ESPERANZA y el AMOR.
El amor y la esperanza siempre van de la mano junto con la fe. Por eso en su himno al amor nos muestra San pablo que el amor cree sin límites y espera sin límites”. 1Cor 13, 7.
Una fe viva, un amor sin límites y una esperanza firme son el incienso, el oro y la mirra que nos dan ánimo para vivir y coraje para no decaer.
Es gracias al amor que soñamos con altos ideales y es gracias a la esperanza que los alcanzamos.
El amor y la esperanza son las alas que nos elevan a la grandeza, a pesar de los obstáculos y los sinsabores.
Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros mismos y
amamos a los demás, podemos lograr lo que sugiere San Pedro en su primera carta: “estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza. Con dulzura, respeto y con una buena conciencia”. 3, 15 – 16.
Si encendemos la llama de la esperanza y el fuego del amor, su luz radiante brillará en el nuevo año después de que se apaguen las luces de la navidad.
Villancicos
A la nanita nanaA la nanita nana, nanita nana nanita ea, mi Jesús tiene sueño, bendito sea, bendito sea.
Fuentecilla que corres clara y sonora ruiseñor que en en la selva cantando lloras callad mientras la cuna se balancea a la nanita nana, nanita ea callad mientras la cuna se balancea a la nanita nana, nanita ea
A la nanita nana,....
Pimpollo de canela mi gran capullo Duérmete silencioso mientras te arrullo Duérmete que en el alba mi canto brota y un delirio de amores es cada nota Duérmete que en el alba mi canto brota y un delirio de amores es cada nota
A la nanita nana, ...
A Belén pastores
A Belén pastores debemos marchar Que el rey de los reyes ha nacido ya (bis)
Vamos pastorcitos que el rey celestial Tiene por morada humilde portal.
A Belén pastores debemos marchar Que el rey de los reyes ha nacido ya (bis)
La Virgen bendita cuidándolo está De rodillas todos vámosle a adorar.
A Belén pastores debemos marchar Que el rey de los reyes ha nacido ya (bis)
Anton tiruliruliru
Anton tiruliruliru
Anton tirulirurá
Jesús al pesebre vamos a adorar (bis).
Duérmete niño chiquito
Que la noche viene ya
Cierra pronto tus ojitos
Que el viento te arrullará
Anton tiruliruliru
Anton tirulirurá
Jesús al pesebre vamos a adorar (bis).
Duérmete niño chiquito
Que tu madre velará
Cierra pronto tus ojitos
Porque la entristecerás
Anton tiruliruliru
Anton tirulirurá
Jesús al pesebre vamos a adorar (bis)
Arre borriquito
Tengo puesto un nacimiento en un rincón de mi casa con pastores y pastoras y un palacio en la montaña allí vive el rey herodes allí viven sus soldados todos están esperando que lleguen los reyes magos.
CORO
Arre borriquito, arre burro arre, anda más deprisa que llegamos tarde. Arre borriquito vamos a Belén, que mañana es fiesta y al otro también.
En el cielo hay una Estrella, que a los Reyes Magos guía, hacia Belén para ver, a Dios hijo de María. Cuando pasan los monarcas, sale la gente al camino, y alegres se van con ellos, para ver al tierno Niño.
CORO
Arre borriquito, arre burro arre....
Hacia el portal de Belén se dirige un pastorcito cantando de esta manera para alegrar el camino Ha nacido el niño Dios en un portal miserable Para
enseñar a los hombres la humildad de su linaje
CORO
Arre borriquito, arre burro arre......
BURRITO SABANERO
Con mi burrito sabanero voy camino de Belén, con mi burrito sabanero voy camino de Belén, si me ven, si me ven voy camino de Belén si me ven, si me ven voy camino de Belén
El lucerito mañanero ilumina mi sendero, el lucerito mañanero ilumina mi sendero si me ven, si me ven voy camino de Belén si me ven, si me ven voy camino de Belén
Con mi cuatrico voy cantando mi burrito va trotando Con mi cuatrico voy cantando mi burrito va trotando si me ven, si me ven voy camino de Belén si me ven, si me ven voy camino de Belén
tuki tuki tuki tuki,tuki tuki tuki ta apurate mi burrito que ya vamos a llegar tuki tuki tuki tuki,tuki tuki tuki tu apurate mi burrito vamos a ver a Jesús
Campana sobre campana
campana sobre campana y sobre campana una,
asómate a la ventana, verás al Niño en la cuna.
Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas nos traéis?
Recogido tu rebaño ¿a dónde vas pastorcito? Voy a llevar al portal requesón, manteca y vino.
Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas nos traéis?
Campana sobre campana, y sobre campana dos, asómate a la ventana, porque está naciendo Dios.
Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas nos traéis?
Caminando a media noche ¿dónde caminas pastor? le llevo al niño que nace como a Dios mi corazón
Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nueva nos traéis?
Campana sobre campana, y sobre campana una, asómate a la ventana, verás al Niño en la cuna.
Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan
¿qué nuevas nos traéis?
Recogido tu rebaño ¿a dónde vas pastorcito? Voy a llevar al portal requesón, manteca y vino.
Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan ¿qué nuevas nos traéis?
Belén, campanas de Belén...
Dulce Jesús mío,
Dulce Jesús mío,
niñito, ven no tardes tanto. (bis)
Del seno del padre bajate humanado,(bis) deja ya el materno niñito, porque te veamos.
De montes y valles, vengo, deseado; rompe ya los cielos niñito; brota flor del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
niñito, ven no tardes tanto.(bis)
mi niño adorado, ven a nuestras almas
El Tamborilero
El camino que lleva a Belén baja hasta al valle que la nieve cubrió. Los pastorcillos quieren ver su Rey, le traen regalos en su humilde zurrón ropopopom ropopopom ha nacido en un portal de belén el Niño Dios.
Yo quisiera poner a tus pies algún presente que te agrade, Señor, mas Tú ya sabes que soy pobre también y no poseo más que un viejo tambor ropopopom ropopopom pom En tu honor frente al portal tocaré que con mi tambor!
El camino que lleva a Belén yo voy marcando con mi viejo tambor, nada mejor hay que te pueda ofrecer, su ronco acento es un canto de amor ropopopom ropopopom Cuando Dios me vió tocando ante Él me sonrió.
HACIA BELÉN VA UNA BURRA, RIN, RIN
Hacia Belén va una burra, rin, rin, yo me remendaba yo me remendé yo me hice un remiendo yo me lo quité, cargada de chocolate; Lleva en su chocolatera rin, rin yo me remendaba yo me remendé yo me hice un remiendo yo me lo quité, su molinillo y su anafre.
//María, María, ven a acá corriendo, que el chocolatillo se lo están comiendo//.
En el portal de Belén, rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé, yo me hice un remiendo, yo me lo quité, gitanillos han entrado. Y al niño que está en la cuna, rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé, yo me hice un remiendo, yo me lo quité, los pañales
le han robado.
//María, María, ven acá volando que los panalillos los están llevando//.
Hacia Belén va una burra, rin, rin....
NOCHE DE PAZ
Noche de paz, Noche de amor Todo duerme en derredor Sólo se escucha en un pobre portal De una Doncella la voz Celestial /Duerme, mi dulce Jesús!/
Noche de paz Noche de luz Ha nacido Jesús Pastorcillos que oíd anunciar No temáis cuando entréis a adorar /Que ha nacido el Amor/
Desde el Pesebre del Niño Jesús La tierra entera se llena de luz Porque ha nacido Jesús Entre canciones de Amor.
LOS PECES EN EL RÍO
La Virgen se está peinando Entre cortina y cortina Los cabellos son de oro Y el peine de plata fina
*ESTRIBILLO*
Pero mira como beben los peces en el río Pero mira como beben por ver a Dios "nacído" Beben y beben y vuelven a beber, Los peces en el río por ver a Dios nacer.
La Virgen está lavando Y tendiendo en el romero, Los
angelitos cantando, Y el romero florecido.
*ESTRIBILLO*
La Virgen está lavando, Con un poquito jabón, Se le picaron las manos, Manos de mi corazón.
*ESTRIBILLO*
VIRGEN DEL ADVIENTO
María, Virgen del Adviento, esperanza nuestra, de Jesús la aurora, del cielo la puerta.
Madre de los hombres, de la mar estrella, Llévanos a Cristo, danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,
del Señor la esclava, del mundo la reina.
Alza nuestros ojos hacia tu belleza, guía nuestros pasos a la vida eterna. Amén.
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